La conservación del patrimonio cultural construido conlleva una serie de actuaciones que deben dar respuesta integral a problemáticas específicas relacionadas con aspectos técnicos, sociales, económicos y culturales. En principio, el patrimonio cultural construido debe constituirse en un motor de desarrollo para un territorio, por lo que se plantea tener en cuenta tres componentes básicos al momento de hacer su intervención: el primero, involucrar en el proceso a los actores sociales garantizando un amplio apoyo para las acciones de preservación; el segundo, destinar los bienes patrimoniales a usos rentables o con probada demanda social, lo que aumenta su probabilidad de sostenibilidad y, por último, adoptar un enfoque integral de manejo que incluya tanto a los bienes como a sus entornos sociales y espaciales . A partir de estos conceptos inclusivos, se busca abordar el manejo de zonas o bienes contenedores de valores urbanos, arquitectónicos, sociales y culturales con el fin de asegurar su preservación y responder a demandas específicas propias de la ciudad actual. Como parte de las estrategias para su recualificación, el tema de la vivienda se constituye en un pilar fundamental para este fin; no obstante, además de mejorar las condiciones de habitabilidad es vital contemplar con ello actividades que generen rentabilidad, para ello se propone el desarrollo del concepto de vivienda productiva . Este concepto debe plantearse como una opción desde la cual los sectores urbanos patrimoniales, deprimidos social y económicamente, retomen el papel activo que tuvieron en algún momento de su historia y así propicien proyectos de cambio social y desarrollo humano. La puesta en marcha de esta hipótesis y de este tipo de proyecto, supone la configuración de un Laboratorio Piloto, desde el cual se pueda propiciar un equilibrio de recursos económicos y humanos y se preserve de forma sostenible el patrimonio arquitectónico y urbano de las ciudades. Este Laboratorio Piloto, a efectuar en el sector de la Antigua Fábrica de Loza, en Bogotá, aunque aparenta integrar una relación por antonomasia contradictoria: la conservación y el desarrollo, busca configurar el patrimonio construido como un articulador del desarrollo humano. Con el planteamiento y estructuración de este programa piloto se aportaría una experiencia concreta al tema de la rehabilitación y renovación de sectores urbanos patrimoniales, la cual podrá ser replicada en diversas áreas de la misma ciudad o de otras con características similares a esta. En efecto, a partir de este nuevo conocimiento, se busca aportar soluciones a la problemática referida a la exclusión política y social y al deterioro físico y económico de los sectores urbanos considerados de interés patrimonial en Bogotá. Estas son las premisas básicas de los grupos de investigación que entran a participar en este proyecto: de una parte, el grupo Herencia Cultural se propone entender y divulgar los conocimientos y reflexiones en torno a aquellos discursos y prácticas a los cuales apelan las comunidades, grupos, clases e individuos para construir, significar, manifestar y actuar cotidianamente sus hábitos y con los que continuamente generan procesos de identificación. Hacer conscientes estos procesos entre los habitantes del barrio favorece su capacidad para hacer frente a los cambios e involucrarlos en su propio desarrollo.